Semana 1
¿Eres difícil o fácil para aprender lo que Dios quiere enseñarte?
“En esa ocasión, Jesús hizo la siguiente oración: «Oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, gracias por esconder estas cosas de los que se creen sabios e inteligentes, y por revelárselas a los que son como niños’” (Mateo 11:25 NTV).
Jesús quiere que seamos como niños pequeños, porque debemos seguir aprendiendo para que podamos madurar y entender los planes de Dios. Los niños están ansiosos por aprender. No están a la defensiva. No dicen: «no necesito aprender a caminar. No necesito aprender a hablar. No puedes enseñarme nada sobre la lectura». Saben que no lo saben todo y están ansiosos por aprender. Ellos son como esponjas, observando siempre a los adultos para aprender de ellos con rapidez.
Así es como Jesús quiere que seas: dispuesto a escuchar, ansioso por aprender, abierto a sugerencias y correcciones de otros. Dios quiere que observes como lo hacen aquellos que han adquirido un poco mas de madurez que tu y los imites. Pablo no tenía problemas con enseñar el principio del aprendizaje por observación: 1Corintios 11:1; Filipenses 3:17 y Filipenses 4:9. Pregúntate y responde ¿A quién (qué persona) estás imitando? Y ¿Quién te está imitando a ti? (además de tus hijos) Estamos llamados a hacer discípulos por medio de la imitación al servicio. La verdad es que la manera como tu llevas el cristianismo, la imitarán otros. SI no diezmas, ellos no lo harán, si no sirves ellos no lo harán, si no te congregas ellos no lo harán, si no oras por otros, ellos no lo harán tampoco.
Las personas docentes entienden que es imposible que alguien sepa todo sobre cada tema. No tienes tiempo en la vida para aprender todo de la experiencia personal. Es más sabio aprender imitando a quien tiene fruto y por ese fruto ha demostrado su madurez espiritual. A veces con tristeza vemos que lo más fácil es salirnos por la tangente diciendo que imitamos a Cristo y que no tenemos que ser modelo de nadie porque ellos deben imitar a Jesús y no a ti, pero la verdad es que necesitamos modelos para imitar. Jesús fue uno, Pablo fue otro y tu debes serlo también.
La Biblia dice en Proverbios 15:12: “Los burlones odian ser corregidos, por eso se alejan de los sabios” (NTV). El orgullo, en su raíz, es la inseguridad. Debido al orgullo, las personas actúan como si lo supieran todo. ¿Te suena familiar?
Cuando tienes miedo de mostrar que no sabes cómo hacer algo o cómo responder una pregunta, puede ser una señal que no eres un aprendiz. Si te pones a la defensiva cuando alguien te corrige, puede ser una señal de que no eres un aprendiz.
Tienes una opción: ¿Serás humilde y abierto al aprendizaje, o vivirás con una negación orgullosa? ¿Serás enseñable o rebelde? Dios es para ti y te apoyará a medida que aprendas cosas nuevas. Y como un niño que crece hasta la madurez, puedes seguir aprendiendo: ese es el deseo de Dios para tu vida.
Reflexiona sobre esto:
• Cuando alguien trata de corregirte, ¿cómo reaccionas normalmente? ¿Tu reacción revela tu humildad o tu arrogancia?
• Piensa en una discusión que hayas tenido con alguien. ¿Cómo alguno de ustedes demostró humildad? ¿Cómo hizo una diferencia?
• ¿Por qué es importante seguir aprendiendo?
Semana 2
Aprende a estar satisfecho
Leer la parábola de los obreros de la viña de Mateo 20:1-16 En esta parábola Jesús enseña acerca de la envidia. Pedir que los oyentes expresen su opinión SOBRE LA PARÁBOLA. Cada reflexión y enseñanza debe extraerse de la parábola. No se pueden salir del texto porque se desvían del tema. La siguiente reflexión les podrá ayudar, pero la idea en esta semana es que el grupo reflexione sobre la envidia.
En lugar de enfocarte en lo que no tienes y lo que no sucedió, puedes elegir estar agradecido por lo que sí tienes y por lo que sí ha sucedido. Esto no es algo que viene naturalmente, ni siquiera para el apóstol Pablo, quien dijo: «He aprendido a estar contento». Estar contento es un proceso de aprendizaje.
Es difícil admitir que luchamos con la envidia porque es una emoción fea. Cuando sientes envidia de los demás, realmente quieres que fracasen, porque te hace sentir mejor el que no tengan más que tú. Eso es bastante loco, ¿no? Si podemos aprender a estar agradecidos por lo que tenemos, podemos comenzar a deshacernos de estos sentimientos de envidia.
Es importante entender que la envidia no se trata de tener un deseo, un sueño o una meta. Es bueno tener todo eso. La envidia no tiene que ver con esperar algo o esperar que algo pueda suceder en tu vida o incluso preguntarte si deberías tener algo. En cambio, la envidia es resentir a alguien que ya ha obtenido lo que tú deseas o que ha alcanzado una meta que tú aún no has alcanzado. La envidia dice que no puedes ser feliz hasta que obtengas ese deseo o alcances esa meta. La envidia es no ser agradecido por lo que ya tienes.
La Biblia nos dice que ya tenemos más de lo que necesitamos y mucho más de lo que merecemos. Todo lo bueno en nuestras vidas es un regalo de Dios, y depende de él decidir cuándo y cómo nos bendice. Depende de nosotros elegir estar agradecidos y aprovechar al máximo lo que se nos ha dado.
Reflexiona sobre esto:
• ¿Qué factores o situaciones pueden desencadenar un “problema de envidia” en tu vida?
• ¿Cómo la envidia ha afectado negativamente tus relaciones?
• ¿Cuál es una forma concreta en que puedes practicar la gratitud hoy?
Semana 3
Prepárate para estar dispuesto a ser interrumpido
Texto: Parábola del buen samaritano Lucas 10:25-37
Reflexionar en el grupo acerca de que tan dispuestos estamos de ser interrumpidos por las necesidades de otros. De incomodarnos por las necesidades de otros y de ayudar a otros.
Si quieres servir a otros de la manera en la que Jesús te sirve a ti, entonces arroja tu agenda por la ventana. La gente te necesita en el momento en el que te necesitan. Debes estar dispuesto a ser interrumpido. ¿Por qué debe ser así? Porque amar es algo que haces. Amar no es solo decir, “Siento lo que sucedió a ese chico. ¿No es una pena? ¿verdad que es demasiado malo?” Amar es aprovechar el momento.
No van a necesitarte de acuerdo con tu agenda. El amor es a menudo inoportuno, y servir a otros requiere tiempo. Una cosa que sabemos acerca de Jesús es que él se permitía ser interrumpido. Él paraba y ayudaba y luego seguía ¿Estás dispuesto a parar, ayudar y luego seguir según la agenda de Dios?
En esta parábola, un Samaritano encontró a un hombre golpeado y a quien habían asaltado de camino a Jericó. Un sacerdote y un levita (conocedores de la ley) ya habían pasado a su lado sin haberlo ayudado, pero el Samaritano paró.
Piensa en las excusas que podría haber inventado para justificar pasar de largo y no ayudarle. Él podría haber dicho, “tengo mis propios problemas en los que pensar” o “tengo asuntos importantes de que ocuparme” o “alguien más lo ayudará” o simplemente “Yo no tengo tiempo para esto”.
Honestamente, cada vez que quieras una excusa para no ayudar en una necesidad que Dios ponga delante tuyo, el diablo estará dispuesto a darte una. Con mucho gusto él va a darte miles de excusas por las que no tienes el tiempo, la energía, o el dinero para ayudar a alguien que está frente tuyo y que te necesita.
El mundo está lleno de personas heridas. ¿Te has preguntado cuantas personas con las que te encuentras cada día están heridas? Tal vez no están heridas físicamente, pero están heridas emocionalmente. Están heridas espiritualmente. Están heridas financieramente. Y necesitan tu amor. Necesitan tu bondad.
No esperes mejores condiciones. No esperes a que sea más conveniente. No dejes para después lo que sabes que puedes hacer por alguien hoy. Dios estará contigo mientras aprovechas el momento.
Cuando hoy te encuentres con estas oportunidades, ¿cómo vas a responder? ¿Vas a pasar de largo? ¿O vas a aprovechar el momento?
Jesús se toma el tiempo para ayudarte en tus momentos de necesidad. Cuando Jesús terminó de contar la parábola del Buen Samaritano, él dijo, “ahora ve y haz lo mismo” (Lucas 10:37 NVI)
Reflexiona sobre esto:
• ¿Cómo puedes crear un margen en tu agenda para mostrar tu bondad a otros con mayor facilidad?
• ¿Qué miedos necesitas dejar atrás para poder mostrar bondad a otros?
• Prepárate esta semana: Dios quiere que muestres tu bondad a otros en el camino. ¿Cómo vas a responder?
Semana 4
Apóyate siempre en las promesas de Dios
“Ni una sola de todas las buenas promesas que el Señor le había hecho a la familia de Israel quedó sin cumplirse; todo lo que él había dicho se hizo realidad” (Josué 21:45 NTV).
Dios dice que cuando todo en la vida se desmorona, necesitamos recordar que sus promesas pueden ser confiables.
Cuando oramos, podemos reclamar las promesas de Dios. ¿Por qué hacemos esto? Porque nos ayuda a recordar lo que Dios ha prometido. ¿Sabías que hay más de 7,000 promesas en la Biblia? Estas promesas brindan la respuesta a todas nuestras necesidades y problemas.
Cuando no puedes contar con nada, puedes contar en las promesas de Dios.
Eso es lo que le dijo Pablo a sus compañeros en el barco cuando estaban batallando contra una tormenta en Hechos 27. Todo parecía perdido. Pero Dios le dijo a Pablo que todos se salvarían. Pablo confío en Dios y dijo a los otros: “Por tanto, señores, anímense, porque tengo confianza en Dios y estoy seguro de que las cosas sucederán como el ángel me dijo” (Hechos 27:25 DHH). Pablo no puso su fe en la nave o en el capitán. Pablo confió en Dios.
La oración centra nuestra atención en Dios y nos ayuda a ver que Él es más grande y más poderoso que cualquiera de nuestras preocupaciones. Y a medida que vemos que Dios responde nuestras oraciones, nuestra fe se profundiza.
La fe es la llave que abre la puerta al poder de Dios.
Aquí hay tan solo unas pocas promesas de Dios:
• “El Señor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos”. (Éxodo 14:14 NTV)
• “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil”. (Isaías 40:29 NVI)
• “En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas; volarán alto, como con alas de águila. Correrán y no se cansarán; caminarán y no desmayarán”. (Isaías 40:31 NTV)
• “Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa”. (Isaías 41:10 NVI)
• “Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla”. (Santiago 1:5 NTV)
• “pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”. (1 Juan 1:9 NTV)
• “No temas ni te desalientes, porque el propio Señor irá delante de ti. Él estará contigo; no te fallará ni te abandonará”. (Deuteronomio 31:8 NTV)
• “Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:19 NVI)
• “Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. (Salmos 23:4 RVR1960)
• “Tú, Señor, eres bueno y perdonador; grande es tu amor por todos los que te invocan”. (Salmos 86:5 NVI)
Reflexiona sobre esto:
Elige una de las promesas del tema de hoy y escribe una oración a Dios expresando tu gratitud por su amor y fidelidad infalibles. Háblale de su promesa y dile que estás confiando en Él para cumplir esa promesa. Aquí hay un ejemplo:
La Promesa de Dios
“Si necesitan sabiduría, pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla” (Santiago 1:5 NVI)
Ejemplo de oración
“Padre, hay tantas veces que me olvido de pedir lo que realmente necesito, y la sabiduría está en la parte superior de la lista. Estoy muy agradecido por esta Escritura y la promesa que tiene. Gracias por ser tan generoso y dispuesto a darme la sabiduría que necesito en mis circunstancias cotidianas. Dios, quiero vivir según las promesas y los principios de tu Palabra, no según los estándares del mundo. Enséñame a pedir valentía todos los días para poder navegar la vida de acuerdo con tu voluntad y para tu gloria. Pido esto en el precioso nombre de Jesús. Amén”.
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